En
el marco del proyecto “El futuro está en el monte”, la fundación Gran Chaco nos
convoca para la construcción de un Centro Comunitario para la Asociación de Artesanas de Churcal (Qonayaĝapolio Late’e), como parte de una
iniciativa territorial en donde se busca el fortalecimiento de las comunidades
del monte chaqueño a partir del incentivo de sus producciones locales. Próxima
al río Pilcomayo, la pequeña comunidad qom de El Churcal es una familia
extendida que comprende a los abuelos, los hijos y los nietos. Históricamente
vinculados a las dinámicas del rio, los pueblos del Gran Chaco practican migraciones
estacionales cíclicas sustentadas en los recursos del monte.
Considerando al territorio como una casa grande, sus sistemas de movilidad
marcaron una forma de concepción espacial particular que ha logrado resistir a
los procesos de sedentarización resinificándose a las necesidades (¿o
imposiciones?) del presente.
Una
visión de continuidad caracteriza la espacialidad vernácula del Chaco, en donde
los ambientes se interpretan como lugares de contención, representados por el
techo (sombra) y el reparo del viento (cerramientos verticales con distintas
densidades). Límites concretos se alternan con espacios semicubiertos
indefinidos, que ofician como medio de reunión y vinculación con el paisaje. Estas
galerías logran a su vez superar su cualidad de acceso o transición entre el
afuera y el adentro, constituyendo en muchos casos un carácter de totalidad
capaz de abarcar a los ambientes cerrados como inscriptos bajo su influencia.
La
falta de agua para el uso cotidiano, las altas temperaturas (llegan a superar
los 40˚ en verano), la fuerte radiación solar y la sequedad del ambiente entre
otros aspectos, motivaron la búsqueda de complejas estrategias constructivas
para mitigar estas adversidades climáticas mediante sistemas pasivos de confort
térmico basados en la generación de reparos y ventilaciones cruzadas. Para
ello, se plantea una serie de espacios abiertos y cerrados bajo un techo de
sombra exento, capaz de regular la temperatura y recolectar agua de lluvia.
Estos límites indefinidos brindarán al Centro de Tejedoras una capacidad de
apropiación dinámica de sus usuarios, a partir de su diversidad de usos y
posibilidades de crecimiento. En función de satisfacer la necesidad vital de la
sombra, el edificio se construye siguiendo las etapas que diferencia a la
arquitectura de estas regiones: desde arriba hacia abajo. Una vez garantizado
el plano horizontal de contención solar, se continúa construyendo los distintos
cerramientos verticales.
El
techo colector de chapa alberga bajo su protección un segundo techo aislado con
torta de barro, que contiene un salón de usos múltiples. Por fuera del mismo y
en un ámbito semicubierto delimitado por entramados verticales de madera se
desarrollan los espacios de encuentro, galerías, guardado y lavadero. Esta
cubierta favorecerá la ventilación y regulación térmica natural de los
ambientes, logrando un espacio de sombra en donde se desarrollara las actividades
de la asociación de artesanas.
La
mayor parte de los materiales utilizados se tomaron del monte. Para ello, se armo
un pequeño taller de carpintería en obra. Se utilizo quebracho para las
columnas y algarrobo para las carpinterías. Siendo el presupuesto limitado, se
opto por acelerar los tiempos de construcción usando madera de pino adquirida
en aserraderos de la zona para las tirantearías y los bastidores de los muros. Para
los muros “cerrados” se implementaron dos variantes: por un lado la técnica de
quincha rellenando con tierra un entramado de ramas de duraznillo, por el otro,
se ejecuto un sistema de paneles de machimbre rellenos con mantillo del monte
embebidos en barro (resistencia ignífuga) y jugo de tuna (aglomerante). Finalmente,
los muros “abiertos” se materializaron con entramados verticales de varas de
duraznillo, listones y sobrantes de pino.
Los cerramientos
vernáculos del Chaco.
Los cerramientos del Centro
de Artesanas.
El
centro propone una arquitectura de espacios continuos bajo sombra, apropiada a
los usos, el clima y los recursos de la región en la que se inscribe. Resultado
de la interpretación de técnicas transmitidas generacionalmente y
autoconstruidas en el marco de la organización familiar, se introducen ciertas
mejorías sobre un ámbito vernáculo con
significados que trascienden el espacio construido. En la búsqueda de alternativas
tecnológicas apropiadas a cada contexto, encontramos una forma de trabajo que
podría servir como contribución para una re-estructuración necesaria de los modelos
del desarrollo que en sus diversas disciplinas, se caracterizan por la
transferencia unilineal de tecnologías industrializadas. Las riquezas de la
ruralidad, deberían ser potencializadas con aportes implementados en términos
de su valoración como hábitat construido a partir del conocimiento empírico
local.
Destinatario: Asociación de Mujeres Artesanas de Churcal
“Qonayaĝapolio Late’e”.
Gestión: Fundación Gran Chaco
Proyecto: XhARA
Construcción: Constructores de El Churcal (Lucas Evaristo, Basilio Jaime, Ismael
Molina, Aníbal Sacarías, Israel Tenaiquín).
Carpintería: Eduardo Cepeda, Daniel Pereyra, Esteban Tenaiquín.
Imágenes: XhARA
Ubicación:
El Churcal, Formosa (Argentina).
Superficie:
50 m²
Año:
2016
XhARA
infoxhara@gmail.com
Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina)