A partir de las experiencias que se venían realizando
en un taller de huertas orgánicas ubicado en un barrio informal de la periferia
de San Salvador de Jujuy y la necesidad de construir un pequeño conjunto de
baños para fortalecer al centro vecinal que albergaba este proyecto, surgió la
oportunidad de discutir ciertas soluciones capaces de complementarse con la
generación de sistemas descentralizados para la producción de alimentos. De
esta manera se propuso ensayar diversas tecnologías que cumplan con el doble
objetivo de fortalecer los principios de la soberanía alimenticia y a la vez,
experimentar con sistemas alternativos para la construcción y el tratamiento de
aguas residuales.
Cuestionando la preponderancia que tiene el uso de
ciertos materiales como el bloque de hormigón en las prácticas de
auto-construcción dominantes en el barrio, se optó por el uso de una estructura
de madera con entramados vegetales sobre las que se aplicaron morteros de
tierra estabilizados con cal. Conocidas como quincha o bahareque, el ejercicio
permitió reflexionar acerca del desprestigio que sufren estas técnicas de
construcción vernáculas del monte y la selva, frente a la promoción que
favorece su reemplazo por los materiales de la industria. Por otro lado, la
practica sirvió para tomar conciencia acerca de la contaminación de las napas
freáticas provocadas por el uso de los pozos ciegos. Como alternativa, se
experimentó con un sistema de tratamiento anaeróbico para la reutilización de
aguas grises y negras como abono para la producción de vegetales no comestibles
(aromáticas, ornamentales, riego de plantas, etc).
Para todo esto se propuso trabajar bajo los principios
de la bioarquitectura, a la hora de reunir una solución constructiva que
contemple el clima, la geografía y los materiales disponibles. De esta manera,
se optó por una estructura independiente de rollizos de eucaliptus con
sobrecimientos de hormigón para su aislación, sobre los cuales se elevaron pisos
y bastidores de madera de pino, entramados vegetales nativos, cerramientos de
quincha y un sobretecho de chapa traslucida con cielorraso de caña tejida. Las
distintas fases constructivas se abordaron a partir del sistema de Taller-Obra,
favoreciendo diversas instancias de diálogo y la participación activa de los
vecinos del barrio a través de la práctica y la teoría. A lo largo del proceso se
buscó remarcar las propiedades térmicas de los materiales naturales, su bajo
impacto ambiental, su reducida huella ecológica, el fortalecimiento de los
saberes locales y una serie de ventajas comparativas con respecto a los
materiales de la industria.
Finalmente, la coordinación de todas las soluciones
obtenidas mediante un sistema de construcción participativo, permitió
fortalecer estrategias de trabajo alternativas en donde los actores del lugar
cumplen un rol protagónico en la toma de decisiones. A la vez se reflexionó sobre
la posibilidad que tiene el oficio de la construcción, a la hora de ocupar un
rol protagónico en la generación de sistemas holísticos productivos y como
soporte multifuncional biotecnológico capaces de trascender la mera construcción
de espacios habitables.
Promotor: Ministerio de Desarrollo Social de Nación.
Ente
Ejecutor: Asociación para la Cultura y el Desarrollo Integral (ACDI).
Ente
Beneficiario: Sindicato de Empleados y Obreros Municipales de Jujuy (SEOM).
Proyecto:
Eduardo
Tapia, Joaquín Trillo (XhARA).
Tallerista Carpintería: Eduardo Cepeda.
Tallerista
Huerta Ecológica: Natalia Álvarez.
Asistencia
técnica: Farid Gualampe.
Construcción: Juan Carlos
Gutiérrez, Nadia Torres, Oscar Moreno, Victoria Luna, Ángela Aguirre, Cristian
Tolay, Walter Toby, Aldo Gerónimo, Terencio Goyochea, Nélida Cruz, Rene Párraga,
Waldo Diaz, Elvio Cruz, Leidy Benavidez, Santiago Apaza, Brenda Cardozo,
Soledad Tolaba, Fabiana Cava.
Superficie: 20 m²
Lugar: Barrio Obrero,
San Salvador de Jujuy. Argentina.
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XhARA
infoxhara@gmail.com
Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina)
Diciembre 2016